miércoles, 23 de febrero de 2011

30 años del día en que supe lo que era un "Golpe de Estado"


Tenía apenas 9 años. Era por la tarde y tocaba merendar. Estaba sólo con mi santa abuela, entonces joven, que vivía en casa desde la muerte de mi abuelo.
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Llamaron al timbre de la puerta. Era mí tía. Le comentó a mi abuela que estaba oyendo la radio y que unos etarras habían entrado a tiros en el Congreso disfrazados de guardias civiles y tenían retenidos a los diputados. El susto de mi pobre abuela fue muy grande, y el mío también al verla en ese estado, y oír los comentarios de preocupación de ambas, tía y abuela.
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No se sabía muy bien qué era lo que había pasado. Vino mi madre. Poco a poco se fueron aclarando algunas cuestiones (otras treinta años después no se aclaran). Mi padre estaba en su trabajo (fuera de Murcia) y no vino esa noche. Llamó y habló con nosotros. Hablar con mi padre me tranquilizó bastante.
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Recuerdo que la radio (sería RNE) no cesaba de poner "marchas militares", incluso pude escuchar por las ondas que se mezclaba algún comentario despectivo hacia el Rey, no sé de quién, si de locutor o golpista.
Murcia formaba parte de la Región Militar a cargo del General Jaime Milans del Bosch, uno de los implicados en el "golpe", y estábamos en estado de excepción. Mi madre no me dejaba ni mirar por la ventana... Pero yo miraba, y no se veía un alma por la calle. Una calle oscura, casi sin farolas encendidas.
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Esa noche supe lo que era un "Golpe de Estado", porque para un niño como yo eran unas palabras desconocidas totalmente.
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Antes de irme a dormir pregunté a mi madre si es que entonces estaban en el Congreso algunos de los políticos de la época que yo conocía. Me contestó que claro, que estaban todos, Carrillo, Suárez, González, Fraga, Blas Piñar...
Incluso oí a mi madre algo de "guerra civil", y me dí cuenta de que ella estaba bastante preocupada, era lo contrario de la tranquilidad que parecía inspirarme.
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La televisión había estado emitiendo películas, incluso al día siguiente, 24. Mi madre se quedó toda la noche y no se fue a dormir, como tantos otros españoles, hasta que no oyó al Rey Juan Carlos.
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El 24, fui al Colegio pero más tarde de lo habitual. Cuando llegué no había clases, muchos niños volvían a casa como yo, y me los encontré por el camino. Ya de en casa, ví las imágenes de los guardias civiles y militares saliendo del Congreso.
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Ese es mi testimonio treinta años después. Solo puedo contar lo que recuerdo y lo que me inspira todavía: Unas horas de tensión, de miedo, finalmente resueltas, donde al final triunfaron la democracia y la libertad. Eso hasta un niño podía verlo.