Doscientos años. Eso es lo hay desde el año 1808 al actual 2008.
En Francia un corso, bajo de estatura, pero de gran ambición, se había hecho con el poder años atrás, merced al golpe del llamado "18 de Brumario", y se nombró primero cónsul vitalicio y luego emperador. Sus conquistas por Europa se extendieron también al Norte de África, donde la flota de Nelson logró finalmente (tras los primeros éxitos franceses) "pararle los pies". Su nombre era Napoleón Bonaparte.
La débil monarquía española de Carlos IV, en manos de su valido Godoy, y dicen que de su esposa, había pactado el apoyo a Napoleón, económico y militar, acometiendo la invasión de Portugal, el siempre fiel aliado de Inglaterra, con la "Guerra de las Naranjas" (breve e inútil) y luego anular la escuadra inglesa, en aguas de Cádiz, con desastrosas consecuencias en la Batalla de Trafalgar (para todos los bandos, pero sobre todo para el español)
En verano de 1807 Napoleón decidió invadir Portugal. Firmó con el gobierno español en Tratado de Fontainebleau, por el que se autorizaba al ejército francés a atravesar España camino de Portugal. Las tropas francesas acabaron con la resistencia portuguesa y tomaron Lisboa, habiendo la familia real portuguesa huído a Brasil (¿Recordáis "Doña Beia", una serie de sobremesa?)
Entre noviembre y febrero de 1807 entraron en España más tropas de las pactadas. El pueblo que inicialmente acogió con curiosidad, indiferencia o simpatía, se mostraba receloso.
La noche del 17 de Marzo de 1808 se produjo el Motín de Aranjuez, obligando el pueblo a la dimisión de Godoy, y a la abdicación de Carlos IV (acusados de querer marchar a América y dejar España en manos francesas) en favor de su hijo Fernando (19 de Marzo). El 26 de Marzo entra en Madrid el nuevo Rey, en medio de la aclamación popular que no le deja avanzar por las calles. 24 horas antes, el general Murat, había entrado en Madrid con sus tropas, y no reconoce al nuevo Rey, convence a Carlos IV para que envíe una carta a Napoleón negando su abdicación, y convence también a Fernando (VII) para que salga a recibir a Napoleón que, le dice, viene a verle, y llega a Bayona, en donde aparece también su padre. Padre e hijo discuten, y al final Fernando VII acuerda devolver la corona a su padre, y éste ¡abdica en Napoleón!
Es el comienzo de los sucesos, de la efeméride que conmemoramos este año (sin himno nacional en algún acto reciente). Lo dejo escrito para que igual algún navegante recuerde que alguna vez en España hubo un 1808. Volveré sobre el tema.
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