Viaje a Barcelona (disipando fantasmas de mi pasado)

Pues sí. Aprovechando el superpuente de las fiestas locales de mi, por ahora y hasta dentro de poco, localidad de trabajo, tuve el placer de viajar a Barcelona, donde he permanecido por espacio de tres días, y todo por motivos laborales fundamentalmente, aunque también por motivos turísticos y, aprovechando el río Llobregat y el Ter, que pasan por allí cerca, pues jornadas gastronómicas.

La verdad es que no guardo muy buen recuerdo de mi última visita a la llamada Ciudad Condal (ahora ignoro si es políticamente correcto llamarla así). El motivo de mis malos recuerdos es que allí estuve sufriendo en mis carnes y en las de los que me acompañaron el examen de ciertas oposiciones, y lo pasé bastante mal. Mi padre me decía cuando lo llamé por teléfono desde Barcelona y se lo recordé :"Desde luego no se te olvida la "borrachera" ".

Desde luego que fui recordando cosas de aquellos días, durante alguna parte del viaje, es lo que tiene tener una gran memoria, te acuerdas de muchas cosas, pero te sumes muchas veces en la melancolía.

Pasados los malos recuerdos, se puede decir que prácticamente disfruté del trayecto. Salimos de la capital de "nuestra güertica murciana" a la una de la tarde aproximadamente y nos plantamos en Barcelona en seis horas, mediando una para comer en un área de servicio de la autopista (que dejaba bastante que desear, ya se sabe que hay unas mejores que otras).

En el viaje descubrimos las genialidades de nuestro GPS, que nos llevó a la puerta del hotel con precisión absoluta y milimétrica.

También pudimos comprobar la "alegría" que supone pagar cinco peajes en prácticamente apenas 60 km. Por cierto que la señorita o señora del primer peaje fue tan "amable" que al preguntar en castellano cuánto era nos respondió en catalán la cantidad. Mi cuñada y mi hermano se hicieron los "longuis": "¿quééé?, "¿pero, que ha dicho?", y demás.

Esa fue la única vez que nos ha pasado algo así en nuestra estancia allí, porque luego en todos los sitios que hemos ido si empezaban hablando en catalán y tú les respondías en castellano, ellos inmediatamente te respondían en castellano y seguían hablando en tu idioma contigo. Así me pasó en varias tiendas. Yo les entiendo bastante bien, tantos años viendo Canal 9 se notan... je, je.

La primera tarde-noche en Barcelona, dimos un paseo por el idem de Gracia, donde pudimos apreciar las maravillas del Modernismo (y no sólo de Gaudí) y la cantidad de tiendas de alto nivel en la zona.

Vimos también esa tarde como la gente venía del fútbol de ver golear a su Barça, todas con camisetas blaugranas. El día de marcharnos a Murcia pude ver un chaval con la camiseta del Español (con el nombre y dorsal de Luis García, el exmurcianista), lo cual me llamó la atención.

También me llamó la atención la rotulación exclusiva en lengua catalana de tiendas, de calles, e incluso de señales de tráfico ("Per la seua seguritat control de velocitat", que además rima, y otros como "hidrant" "perruquería, home & dona" "institut de batxillerat"...)

Pero ya digo que la gente es educada y te atiende en castellano si te habla inicialmente en catalán, o incluso te hablan directamente en castellano porque quizá no sepan otra cosa. Para mí que muchos pasan de política.

El día siguiente fue aprovechado para motivos de trabajo y nos quedamos alucinados con el nivel tecnológico que tienen allí algunos (estamos en otro mundo, nos dijimos, incluso por educación están a otra escala). Por la tarde tormentón impresionante que nos impidió hacer compras como hubiesemos querido.

Nos enteramos según nos dijeron que los taxistas no quieren parar en la puerta de los hoteles y tienes que buscarte la vida para cogerlos, por ciertos líos que tienen con taxistas propios que tienen los hoteles.

Cenamos y comimos estupendamente.

Y la mañana que nos íbamos hicimos varias compras (varios regalos y décimos de lotería navideña) y contrarreloj cogimos el coche de vuelta esa misma mañana.

Un paseo este viaje, un desquite para mí, y una visita recomendada y obligada.