sábado, 26 de diciembre de 2009

¡Chenchooo!...

Que vuelva Chencho. Ese chiquitín de ojos grandes que habla trabucado, y que se pierde en el mercadillo navideño de la Plaza Mayor madrileña, que vuelva. Que vuelva, ante la desesperación del pobre abuelo (José Isbert) que lo busca (otro año más), intentando gritar con su voz quebrada, acompañado de otros nietos suyos... Que vuelva, que lo busca también el inolvidable padrino, que nos ha dejado este año...
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Sí, puede que fuera una película "ñoña", y que represente valores como la familia, la solidaridad, el trabajo... (incluso la religión), pero es mejor eso, ¿el espíritu de las Navidades pasadas televisivas? o ¿el espíritu de las Navidades televisivas presentes con su proclamada -por no sé quién- "princesita del pueblo", incluída?
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Ayer tuve la fortuna de volver a ver (como tantas otras veces) a través de una plataforma digital, esta bella película, simple, pero bella, y las escenas finales, todo un clásico. Hasta el punto de que anteayer le dije a mi sobrina pequeña frente a "unos conocidos grandes almacenes": "No te sueltes de la mano, no te vaya a pasar como a Chencho". La cría se me quedó mirando, como pensando... "¿Qué narices dice mi tío?".
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Siguiendo con el cine televisivo, esperando la llegada de los familiares, el día de Nochebuena por la tarde ví en TDT "¡Qué Bello es Vivir!", una maravilla de película, una versión "actualizada" de "Canción de Navidad" de Dickens (no como la que hizo en tebeo Juan Álvarez con sus "Mendrugos" y el "esbozo" de un catedrático de Derecho de la UMU, visitado por los espíritus de los pandectistas Windsheid, Ihering y Savigny). "Qué Bello es Vivir!" tiene unos personajes llenos de contenido (no como muchos de los de ahora, los de ficción y los de la realidad), con moraleja final: "Ningún hombre ha fracasado si tiene amigos". Debo reconocer que me emocioné (de nuevo), con las escenas finales.



Para colmo, cuando terminé de cenar en Nochebuena y conforme se iban yendo los comensales de casa, puse "7 Región de Murcia", y estaba una de mis películas favoritas "El Hombre Tranquilo", ya bastante avanzada, pero la ví, incluída la pelea final entre los cuñados Victor Mclaglen y John Wayne y el paso del obispo protestante ante las "aclamaciones" de los habitantes de Inisfree. Inolvidable también (aunque no navideña).
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Para desgracia mía pasé de canal, ví lo que había también al día siguiente en televisión y comprendí que Chencho tenía que volver, y si no Clarence con sus alas bien ganadas...

2 comentarios:

Wunderkammer dijo...

¡Qué buen día de cine que pasó usted viendo cine de Navidad del bueno! Totalmente de acuerdo con que La gran familia es nuestra película por excelencia de estas fechas. A pesar de que, como bien dice, aquellos valores que representa estén ahora tan denostados.

Tigretón dijo...

No estuvo mal, aunque tuve que hacer selección... Entre ver a la citada "princesa" y ese "espíritu de las Navidades televisivas presentes" y las películas que he señalado, no hay ni color, prefiero las películas. Y eso que tuve que refugiarme en Intereconomía para ver "¡Qué Bello Es Vivir!, en "Canal Cine Español" de D+ para ver "La Gran Familia", porque ningún canal generalista a nivel nacional ha apostado por cine navideño, tradicional o de calidad.

Es que esos valores ya no se llevan... Por no hablar de las peleas, el humor, la amistad, la prudencia, la serenidad, la humildad, el amor, de "El Hombre Tranquilo"...