lunes, 31 de diciembre de 2007

¡Feliz Año Nuevo 2.008!


Quedan pocas horas para pasar la hoja del almanaque o rajar la última si se prefiere dejarlo "pelao", para cumplir con la tradición (o más bien superstición, porque de tradición es más bien reciente y de razones puramente económicas) de las doce uvas o el maratón del atragantamiento.
Ya se sabe que lo de las uvas viene de un excedente en las cosechas que hubo un año a principios del siglo XX y para colocarlas se ideó lo del atragantamiento colectivo a los sones del gong, cual tortura china, mientras el caldillo del fruto va cayendo por las comisuras...
Y me las como como tantos otros españolitos, por si acaso, aunque creo que precisamente los mejores años han sido aquellos que no he completado las uvas del plato, pero yo por si acaso siempre ataco cuando Ramonchu o el presentador de Identity (Antonio Garrido), este año terminen de explicar la diferencia entre los cuartos y las campanadas (por aquello de la pobre Marisa Naranjo, pero a veces parecen de "Barrio Sésamo") y me meto la uvita en la boca y la mantengo hasta que empieza el carrusel de campanadas.
Yo realmente es que con la Nochevieja soy un tanto excéptico, porque no se celebra el paso de un mes o de un trimestre o un semestre, tampoco cada cinco años, no.
Para mí el año empieza el día de mi cumpleaños, y para eso todavía falta. Para empezar no me gusta el nombre del día 31 de Diciembre, Nochevieja, no sé de donde viene, parece como existe Nochebuena, a alguien se le ocurrió la brillante idea de llamar a la noche de fin de año Nochevieja.
Y luego viene el "día que nunca existió", o prácticamente, el día de la resaca, del dormir hasta las tantas, de ver los saltos de esquí si te levantas medio bien o no verlos si vas mal (o bien, según se mire). A pesar de todo nada impide que entre en la vorágine de las felicitaciones y fiestas (que me quiten lo "bailao", y si "pillo" algo, eso me llevo) de este día o noche.
A propósito de felicitaciones, hace unos años recuerdo que un amigo con ironía se cachondeaba de la gente diciéndoles aquello de "feliz entrada y salida de año" ("gracias", respondían ellos que lo tomaban en serio), o simplemente "feliz entrada y salida", que suena algo mal, dicho sea con doble sentido. Esta mañana mi cuñado me lo ha vuelto a recordar con la misma felicitación en tono irónico.
A pesar de todo: un 2.008 lleno de felicidad, salud y amor a ser posible los 366 días (que es bisiesto, es decir que este verano habrá que dormir dos veces después de comer)
Bueno, chiste malo aparte... Lo dicho.
Hasta 2.008 bloggers de la vida, un año tan redondo como dice el número.
Y Feliz Navidad (lo que queda) a todo el mundo mundial.

1 comentario:

Antonio Rentero dijo...

JAJAJAJAJA

Muy bueno lo del BISIESTO... yo me apunto ya ¿para qué esperar al verano?

Curiosamente creo que este es el primer año en mi vida (vamos, desde que recuerdo) que NO he tomado las uvas, pq en Italia con tanto ajetreo para preparar la hipercena de Nochevieja, con sus lentejas y todo se nos olvidó comprar las uvas y allí no es como aquí, que hay supermercados y tiendas abiertos hasta las tantas.