viernes, 19 de septiembre de 2008

Recuerdos de un viaje a Asturias: I: El Tren



A falta de algo mejor que hacer, y puesto que los días últimamente son de lo más anodino, y no estoy muy inspirado, paso a relatar mi agradable y veraniego viaje a Asturias.
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Un día de mediados-final de Agosto. Punto de partida: Albacete, conocida también por Harvard. "¿Albacete? ¿Y que se te ha perdido a tí en Albacete?" decía una publicidad que ponían en tiempos en los trenes. Pues precisamente fui allí a coger un tren.
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Nuestra querida Murcia adolece de buenos trenes, ya se sabe: Vía única hasta Chinchilla (hay que pararse en el apartadero en el campo porque viene un mercancías, por ejemplo), todo sin electrificar, trenes viejos, paso "de tortuga" en algunas zonas, no hay comunicación directa con Andalucía...
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Decidí con un mes de antelación hacer este viaje(y el día antes me decían que por qué no iba en avión hasta Avilés, en una "pajarita" de hélice. El día después de mi viaje fue el accidente de Barajas y todo cambió, me felicitaba la gente por mi elección)
Llego a Albacete con una hora y pico de antelación (mi padre y sus prisas) para coger el tren "Alvia", que cubre el trayecto Alicante-Gijón.
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Viajo sólo, clase preferente. El tren llega con un poco de retraso, lo que posibilita que vea "la diferencia": Poco antes de mi tren, hace entrada en la estación manchega un Talgo-Altaria procedente de Madrid con destino Murcia y Cartagena. La máquina es una vieja diésel "Talgo", repintada de azul y blanco, que arrastra unos vagones Altaria (que yo he visto en la línea de Alicante hace al menos cinco años). En el tren para Murcia y Cartagena sube cantidad de gente (con un montón de cacharros para la playa).
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Al poco de marcharse ese tren, llega el mío: Impecable, moderno, con una máquina parecida a la del TGV (AVE), que por su fisonomía se le conoce al parecer por el "Patito", pero que lleva las clásicas letras de "Talgo" y los vagones son blancos, limpios. Se abren las puertas automáticamente y salen unos escalones...
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Entro, y veo mi sitio: Sólo en un asiento en una fila de a uno, y al otro lado del pasillo dos asientos juntos, genial por un lado, aunque a lo mejor aburrido. Un "snack" para entretener, un refresco, prensa (El País, Información de Alicante y los diarios económicos), café...
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En el interior de cada vagón hay una pantallita que indica la temperatura de fuera, la hora y la velocidad del tren (puedo decir que por la mañana, en las llanuras de La Mancha lo normal era ver 158 km/h, mientras que por la tarde, pasado Madrid 198 e incluso 199 km/h) En Madrid a las 14,30 h. y en nada, pasamos un túnel (Guadarrama) y aparecemos en "Segovia-Guiomar".
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Una señora en mi vagón comenta "qué bien comunicados estamos!!" -No dije nada, me contuve, pero tenía que haber dicho: "Sí, precisamente he venido de Murcia a Albacete para coger este tren, fíjese que bien."
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Llego a "Valladolid-Campo Grande" a las ¡4 de la tarde!, tras una comida "en plan avión", y un par de películas (Los Simpsons y una de Morgan Freeman: El contrato), a León a las 5 y media, contemplo la belleza del paisaje por los ventanales, miro al cielo y el sol como se va ocultando entre nubes, a lo mejor es la última vez en la semana que lo veo. Parece que entro en Mordor...
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Paso Pajares a 70 por hora (con una curiosa estación totalmente al borde de un gran precipicio, delante justo de él, -véase la foto-), el tren se lentifica notablemente al llegar a las montañas asturianas, los "cortados" son bastante considerables, y abajo pueblecitos, carreteras...
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Llego a Oviedo, las 7:30 de la tarde... Y eso es otra historia.
A ver si me da tiempo a poner fotos de mi periplo.

4 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

La estacion esa es famosa, si...

Me he imaginado perfectamente esa llegada tuya a "Mordor" ;-)

Ramón Monedero dijo...

Mordor?, no jodas!donde?, en Asturias? ya decía yo que tanto verde en España no era normal...

Antonio Rentero dijo...

Bueno, para entrar en "Mordor" no hace falta irse tan lejos.

En la carretera que va de Nerpio a Pedroandres, poco antes de llegar a esta localidad, mientras atraviesas sinuosas gargantas rocosas en una tarde con el cielo plomizo puedes sentir cierta inquietud, pero cuando sales de la penúltima curva y ves ante ti, en lo alto de una escarpada roca, el torreon del castillo del pueblo alzarse dominando el valle, instintivamente te das la vuelta y echas en falta acompañandote un puñado de hobbits, un enano, un elfo, un mago, un habitante de las Tierras Libres de Rohan...

En mi caso al menos me acompañaba un montaraz ;-)

Tigretón dijo...

La estación efectivamente es famosa, pero fue como un flash. Miré por la ventana y vi aparte de Mordor (hoy extendido a Murcia y resto del Levante) esa estación. Es como para una película. Y como para entrar alguien por la puerta del andén y coger la salida... por el precipicio. Tiene una anchura mínima.

En cuanto al verde asturiano, Ramón... realmente P.Jackson podía haber pensado en Asturias a la hora de rodar en vez de en Nueva Zelanda... ¡Y encima Mordor sin necesidad de efectos visuales algunos, al menos en cuanto a cielo, nubes y demás!

Antonio ¿Ese torreón que citas no tendrá por casualidad un ojillo encima como si fuera el rótulo de una óptica?