sábado, 1 de mayo de 2010

30 Años del Adiós al Gran Mago del Suspense

Un tipo calvo, gordito, con aspecto tímido y socarrón... Este era Mr. Alfred (Don Alfredo es Di Stéfano), uno de las grandes figuras de la historia del cine.
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Desde mi punto de vista de profano en la materia (Doctores tiene la Santa Madre Iglesia en esto de la gran pantalla) quisiera desde estas líneas manifestar mi admiración por este señor, Alfred Hitchcock. Quizás lo primero que supe de él fue a través de libros de relatos que tenía mi hermana en su habitación. Me llamó la atención ese aspecto que señalaba antes, y el contraste con las historias que se contaban.
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Pronto fui conociendo su obra cinematográfica, algunas través de ciclos televisivos (repuestos en varias ocasiones), y otras películas menos famosas en el desafortunada e inexplicablemente desaparecido programa "Qué Grande Es el Cine" de TVE2 .
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Conocí así desde sus.
"Sabotaje" (Hace muchos años -allá por los 80 del s.XX- que ví la versión norteamericana, escena inolvidable en la Estatua de la Libertad),
"Rebeca" (Inolvidable Joan Fontaine -"carita de mono"- vs un ama de llaves "un tanto especial" con un aprecio exarcebado hacia su antigua señora);
"Náufragos" (difícil era el cameo de Mr. Alfred, pero lo resolvió bien);
"La Soga" (odio el doblaje al español-castellano de James Stewart, pero el actor en esta película está perfecto, como en tantas otras. Un ejemplo de cómo le gustaba al Maestro "jugar" con los espectadores);
"La Sombra de Una Duda", "Extraños en Un Tren" (partido de tenis larguíiiiisimo, y un tiovivo que se va de las manos casi al final),
"Yo Confieso" (un ejemplo de hasta donde puede llegar el "secreto de confesión" de manos de Montgomery Cliff.),
"Crimen Perfecto" (Pocas veces estuvo mejor Grace Kelly. Y el villano esposo Ray Milland. La importancia de unas llaves de casita... Bueno, y la de Scotland Yard y su "sabueso" típico. La versión moderna -remake, como se dice ahora- me pareció un horror, porque no aguanta un segundo de comparación, la cual se hace inevitable, por otra parte),
Casi una trilogía, al menos por su cercanía en el tiempo y lo corto de sus títulos: "Sospecha", "Recuerda" (inolvidable película sobre el psicoanálisis, incluyendo decorados del propio Salvador Dalí), "Encadenados" (de la que en este blog coloqué su escena final como una de mis favoritas),
"La Ventana Indiscreta" (siempre hay un vecino desconfiado),
"Vértigo" (Impresionante y también desconcertante la guapísima Kim Novak),
"Atrapa un Ladrón",
"El Hombre que sabía Demasiado" (quizás algo ñoña, no es de mis favoritas del "maestro"),
"Con la Muerte en los Talones" (grandísima, el cine no sería igual sin esta película, y sin las míticas escenas del coche con Grant borracho, de la ONU, la de la avioneta -sin diálogos- o la del Monte Rushmore),
"Psicosis" (otro peliculón, con otra rubia -distinta-, Janet Leigh, en apuros bajo una ducha en un extraño motel de carretera con demasiadas figuras de taxidermia),
"Marnie, la Ladrona" (la madre de Melanie Griffith mejor que su hija, y Connery sin ser Bond), "Los Pájaros" (Siempre desconfío de las gaviotas en la playa, desde que vi esta película),
"La Cortina Rasgada" (esa escena del horno y esa letra pi...)
"Topaz" (el problema cubano como trasfondo)
"Frenesí" (las corbatitas son un problema).
Seguro que me olvidé bastantes películas... Y bueno, la "Hora de Alfred Hitchcock" y "Alfred Hitchcock Presenta" (varias etapas)
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Precisamente en el programa antes citado, decía José Luis Garci que las películas de Hitchcock tienen "algo especial", que "enganchan" hasta el final, aún incluso si ves la película ya empezada.
El "Macguffin", la rubia, el falso culpable, sus cameos (recuerdo "jugar" a localizar al maestro en sus películas), el suspense, muchas de las bandas sonoras, sus tramas argumentales, son parte de la obra de Alfred Hitchcock. 30 años después sus películas siguen entreteniendo (Se podría decir que pocas han "envejecido", al contrario que otras contemporáneas) y han sido fuente de inspiración para otros.
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Como parte de mi modesto homenaje a esos buenos ratos que nos dió, dejo constancia de dos vídeos:
Los cameos de Don Alfredo en sus películas (la mayoría) con el fondo de la "Marcha Fúnebre para una marioneta"


Y este homenaje realizado por un fan (de los mejorcitos que he visto, salvo la música. Yo le hubiera puesto alguna de sus películas. Tal vez la de "Con la muerte..." o la "Psicosis" o "Marnie")

4 comentarios:

Athena dijo...

Maestro Hitch, y más cuando en sus películas salen James Stewart, Cary Grant y Grace Kelly. Gracias por este recordatorio :)

Tigretón dijo...

No hay de qué amiga. Grandísimo director y grandísimos actores los de sus películas (sobre todo los que citas). Ya he visto que tu periplo estadounidense va pero que muy bien... Me alegro mucho.

Antonio Rentero dijo...

Peacho repaso te has currao, Tigre!!!

30 años sin uno de los grandes, de los de verdad, de los que crean escuela y hacen que generaciones de espectadores queden fascinados, otros aterrados, otros marcados por alguna secuencia... y tantos otros dediquen su vida a hacer pelis.

Yo me acerqué al cine de Hitchcok en mi infancia gracias a uno de esos magníficos ciclos de la tele (de cuando solo teníamos una) y creo que además de las historias y su forma de crear y mantener el suspense, lo que más me atraía era lo que hace grande a un director incluso hasta hacer que un niño se dé cuenta de eso por comparación con otras películas: la planificación.

Años más tarde aprendía que Hitch era un maestro en ello y gracias a sus inicios artísticos como dibujante publicitario, fue uno de los pioneros en eso hoy tan habitual como es el "story-board".

Tb me fascinó ese universo que le rodeaba, con sus recopilaciones de relatos de otros autores espeluznantes o simplemente chocantes (jamás olvidaré el del ama de casa que asesina a su marido de un golpe en la cabeza con una pata de cordero que luego cocina y se comen los policías y que luego adaptaría a la pequeña pantalla, creo que el autor era Roal Dahl).

Pero sobre todo con esa serie de novelitas juveniles de "Alfred Hitchcock y los Tres Investigadores".

Guardo esa colección desde niño con un especial cariño. Recuerdo que el primer libro le pedí a mi abuelo que me lo comprara en la librería que había junto a su farmacia. La portada era muy llamativa, nada menos que un jinete sobre un caballo decapitado. Ya de pequeño leía muy rápido, así que me lo compró un sábado y el domingo ya me lo había merendado.

Desde ese día de vez en cuando caía un libro nuevo por Reyes, cumples y tal, y el resto los leía y releía en la biblioteca del colegio.

Claro, que eso da para una historia de suspense, pq la biblioteca de Capuchinos estaba en el sótano, era casi lúgubre, olía a viejuno, y estaba vigilada por un señor muy mayor y medio sordo que se enfadaba si hablábamos y a quien, para mosquear, desde la sala de lectura, molestábamos haciendo sonar un piano desvencijado.

La gracia estaba en que uno de nosotros se escondía debajo del piano y metía la mano bajo la tapa para darle a las teclas. El vigilante nos miraba pero en la mesa de lectura estábamos todos a lo nuestro, como si no estuviese sonando ningún piano, y él se levantaba y claro, no veía a nadie tocando el piano pq el gamberrete de turno estaba agachado y el propio piano le tapaba.

Luego me acordaba de esos toques tétricos de piano viejo y desafinado cuando en los libros de los Tres Investigadores salían mansiones espeluznantes, como la del primer libro, "El misterio del castillo del terror", que releí este año pasado lleno de nostalgia y que me confirmó lo que siempre decía Pumares, "no volváis a ver las películas que marcaron vuestra infancia y que lleváis décadas sin ver".

Pues con los libros igual ;-)

Tigretón dijo...

Muchas gracias, Antonio. Hombre, no sé si ha sido demasiado peacho (al menos yo tenía miedo de que así lo fuera). Si lo has leído completo, felicidades, je, je :-)

Bueno, hablando en serio, es curioso (o no tanto, porque somos de la misma generación) que nos iniciáramos en el cine de Hitchcock por ese ciclo televisivo (televisión pero de calidad). Si me dicen una película del maestro, diría que prácticamente todas las que he visto tienen "algo" (aunque lógicamente, unas mejores que otras, se aprecia cierto declive al final de su carrera, pero siempre están patentes en su obra esos elementos de genialidad)

Menudos sabandijas erais (Genial lo del piano. Lo bueno hubiera sido que el tío tocara alguna melodía o algo parecido, aunque fuera do-re-mi-fa-sol).

Y, la frase de Pumares es totalmente cierta. Me ha pasado con algunas películas, hasta el punto de dejarme con la duda sobre si era la misma película que ví cuando era un crío...