domingo, 3 de enero de 2010

Un tito en apuros...


No tenía muy claro como titular esta entrada, aunque tenía la idea de lo que tenía que tratar.
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He terminado -por este año- mis funciones como ayudante de los pajes de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente (a los que he escrito "emails", por aquéllo de ahorrar papel, a su dirección reyesmagos@oriente.com).
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Este año ha sido una tarea dura, porque me ha recordado una película del Gobernador de California actual, Don Arnoldo Schwarzenegger, el "Chuache", como le llamaban cariñosamente y sin ánimo de ofender en el desgraciadamente desaparecido "El Informal" de la "Cadena Amiga".
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Digo lo de "cariñosamente", porque, el otro día, viendo unos comentarios al hilo de un vídeo de Youtube sobre un espacio del citado programa, había un "fan" del actor de "Terminator" que consideraba el vídeo ofensivo (?) para una persona que había logrado el sueño americano.
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A mí Schwarzenegger me cayó bien desde sus comienzos, desde los papeles sin mucho diálogo, pasando por la genial y casi autoparódica "Mentiras Arriesgadas". Y tiene mérito estar casado con una Kennedy siendo republicano).
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Bueno, a lo que iba, todo este lío de estos días, decía, me ha recordado a "Un Padre en Apuros", y el "periplo" por el que pasa el protagonista. Sin llegar a tanto extremo, he recorrido, en compañía de un paje de los Reyes Magos, una juguetería del centro, "unos conocidos grandes almacenes" (o sea, el Corte Inglés :) ), los dos principales centros comerciales, un supercentro juguetero...
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Cuando ya estaba todo perdido, y a punto de llamar a mi prima o su marido (viven en Cartagena), he llegado a otro centro comercial cercano a Espinardo (seminuevo, no doy más pistas) y... ¡albricias!: Allí estaba el vellocino de oro juguetero, el arca perdida infantil buscada por este aprendiz de Dr. Jones. Para colmo sólo quedaba uno. La dependienta ha comentado: "Ha llegado esta mercancía esta mañana y sólo queda esa", lo cual nos ha hecho, tanto al paje como a mí, mucho más afortunados. No quiero ni pensar la jo...ienda si al preguntar hubiéramos oído: "¿Ese juguete? Se acaban de llevar el último hace poco".
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Tan contentos estábamos que no nos hemos dado cuenta donde habíamos dejado el camello y el coche, respectivamente, hasta el punto de pensar que nos los habían robado... Hasta que nos hemos dado cuenta que nos habíamos bajado otro sótano más... Las risas se han oído hasta en Oriente.

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