
Esta mañana oí la frase de San Pablo (en español), con motivo de la inminente festividad junto a San Pedro.
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"INTRO":
Sábado 26 de Junio. Me he preparado durante mes y medio aproximadamente para correr una carrera popular, "II 10 Km. Fiestas de San Pedro. Blanca". Aclarar que se trata de las Fiestas del Barrio del Alto Palomo, ya que las fiestas de Blanca son en Agosto, con motivo de la festividad de San Roque, patrón del pueblo desde que lo libró de la epidemia de peste que existía en toda la Región (epidemia que hizo trasladarse al Cabildo Catedralicio desde Murcia a la Villa blanqueña), y también hay en Abril. Decimos popularmente: "San Roque de Agosto" (con su/s encierro/s de toros) y "San Roque de Abril" (con Romería incluida).
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De preparación para la carrera iba quizá algo cortito, tan sólo pasé de una hora corriendo, en un entrenamiento la pasada semana. Eso sí, 9 kilómetros y 370 metros (aunque prácticamente en llano, poco o casi nada he entrenado en pendientes).
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PREPARATIVOS:
Saludo al recoger mi dorsal, el 184, a varios participantes blanqueños. Hay más de 300 corredores. Allí están entre los conocidos, mi tocayo Rentero y Victoria (pregunto por Javi, pero me dice que está en Madrid). He venido justito de tiempo a la meta desde casa de mi abuelo (trotando por el camino para calentar), y me encuentro con estos últimos (bueno, y Celia con su perrita. Celia nos hace unas fotos).
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Antonio me advierte que no me "anime" mucho que Victory corre como un demonio. "Ni se te ocurra seguirla" (Hice caso a la advertencia: ¡Saldría antes que ella!). Comparamos en nuestros pulsómetros la frecuencia cardíaca antes de comenzar. La de mi tocayo Rentins va por las 99, la mía por 128 y hasta 130, antes de empezar la prueba. "Será cuestión de los nervios", por mi primera carrera. Le doy al play en el Mp3. Premonitoriamente suena "Livin' On a Prayer" de Bon Jovi (es lo que va a ser el desarrollo final de mi carrera, casi una plegaria). Minuto de silencio por fallecimiento de Carmina Núñez, madre del presidente del Club de Atletismo de Blanca (Roberto). Pongo la pausa al reproductor de música.
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LA SALIDA:
Suena el disparo de salida. Presiono el botón del pulsómetro-podómetro y el del mp3. Salgo lanzado, a un ritmo del que prácticamente no me percato (según me dicen unos 5 minutos el kilómetro, o no sé si menos, porque ni miro al reloj). Excesiva confianza y desconocimiento del recorrido. Dicen que los que iban conmigo se quedaron alucinados, como diciendo dónde va ése. Miro a mi lado y no los veo. Primera rampa de subida a pocos metros de empezar, junto al campo de fútbol, que enlaza con la entrada al pueblo desde Murcia. Primeras cribas. Es una escalada y no me la esperaba. La gente empieza a separarse. Aguanto junto a una chica rubia de pelo rizado y camiseta negra (posteriormente será una de las que me animen). Entramos en la Gran Vía blanqueña con los aplausos de bastante gente a los bordes de la calle.
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PRIMERA PARTE DE LA CARRERA:
Subimos la rotonda de "la Farola", pasamos por delante de "Helados Paco", las Escanales, y antes de cruzar el puente sobre el limpio (en Blanca sí) y bello Segura, Victoria me adelanta (creo que fue ahí).
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Subimos al "Alto Palomo", es el comienzo de una tortura... La ascensión (la pendiente es fuertecilla) la hago junto a un par de veteranos. Bajada. Vuelta a subir. Verdaderos "dientes de sierra". Me quedo con uno de los veteranos. "Valencia" pone en su camiseta, y no recuerdo el club. Me anima a subir, y a relajar el ritmo y no "quemarme". Me pregunta si soy de Blanca. Le digo que casi, y que es mi primera carrera. Me dice que terminaré, que no gaste fuerzas hablando.
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Llegando al Kilómetro 5 veo la mesita con el avituallamiento (varias botellitas de agua fresca). Me resisto a coger una, pese a que me la ofrecen. "A la vuelta"- digo. Desde el avituallamiento hasta el kilómetro 5 (donde tengo que dar la vuelta para volver por donde he venido) se me hace larguísimo. Delante mío tengo a la chica rubia de antes. Victoria viene de vuelta, y con ella un grupito de gente. Me dice algo, ni me entero. Vuelven más corredores. Llego por fin al kilómetro intermedio, donde hay pisando sale mi tiempo. Ni me fijo, pero son 38 minutos y 1 segundo, según parece. Empieza mi vuelta hacia el pueblo. El paisaje es bellísimo, abajo está el Azud y la huerta blanqueña, pero no puedo mirar mucho.
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SEGUNDA PARTE:
El calor aprieta y lo noto (maldigo no haber cogido la gorra o unas gafas para quitar el sol de la cabeza y de frente. Una y otras están en casa. Allí están bien...). Al pasar de nuevo por el avituallamiento no queda agua (prueba de la dureza, del calor y de la humedad), y me dan un trozo de hielo grande que derrito contra mi nuca y mi cara... Me cruzo con Antonio que va hacia el punto intermedio, y viene a un ritmo tranquilo y me dice que ahora nos vemos, que me coge y que bajaremos al pueblo juntos.
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Asfixiado, a los pocos kilómetros del encuentro con mi tocayo, recojo del suelo dos de los botellines de agua de otros corredores y me los vierto sobre mi cabeza hasta que me empapo entero, de arriba a abajo.
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LA "PÁJARA":
Estoy sufriendo lo indecible. Los auriculares del mp3 (la música siempre me había ayudado en los momentos de cansancio en los entrenamientos) hace tiempo que los llevo fuera de las orejas, porque con los arrancones de la primera parte de la carrera se me han salido, apenas sostengo uno, y en ocasiones. Empiezo a pararme, sobre todo en las subiditas, las bajadas aún voy corriendo. Un momento más de coraje, y vuelvo a coger ritmo, un buen ritmo. Paso junto a la gente que me anima. Una madre y su hija pequeña me aplauden a rabiar, y me gritan: "Vamos, vamos, ánimo...". Levanto la palma de la mano en señal de agradecimiento.
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Llega el Kilómetro 7 y medio, aproximadamente. En un homenaje a un insigne pediatra murciano cojo un auténtico "pajarón", me visita "la del mazo" (como dicen los ciclistas). Me voy parando, sigo, ando, corro un poco...
Hasta que llego al kilómetro 8 y medio, aproximadamente. Las pulsaciones han bajado a 181 (en la subida fuerte fueron a 191), pero estoy reventado. Intento seguir, miro hacia atrás por si viene Antonio, el coche escoba, alguien... Nada. Ahogado, vuelvo a intentarlo, pero la sensación es que no puedo (no me había pasado nunca en los entrenamientos, normal).
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Mi mente está "nublada". Camino un poco, vuelvo a intentarlo. Veo la ¿última? pendiente antes de la bajada (junto a la "Casa de Don Carlos") y a la que va delante mío, ya a distancia intentando subir. Me da un bajón y me siento sobre la valla de la cuneta (el "quitamiedos". Para haberme caído...). Pasa una moto, me pregunta el motorista si voy bien. Digo que sí... Intento volver... Nada. Aparece un coche y me subo a él, resulta que el que conduce es un buen amigo de infancia, al que hace más de 25 años que no veo. Sin embargo, me cuesta hablar, no me salen las palabras...
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Al poco de subir al coche veo el letrero de "Km 9" (¡Lo he tenido tan cerca!). Me deja el coche cerca de meta, quedaba realmente poco. Hago los últimos metros a pie, cabizbajo, mirando al suelo, desmoralizado, y bastante entristecido, y hay quien incluso me aplaude justo antes de la recta final... En la meta recibo los ánimos de muchos para que no desespere.
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Eso sí, el año que viene vuelvo, y para terminar de verdad. Ahora, a no dejarlo, a seguir practicando...